Un padre estaba observando a su hijo pequeño como trataba de mover una maceta con flores muy pesada. El pequeño se esforzaba, sudaba, pero no conseguía desplazar la maceta ni un milímetro.
– Te parece que estás utilizando todos tus recursos, le preguntó el padre.
– Sí, respondió el niño, ya no puedo más.
– No, replicó el padre:
– Aún no me has pedido ayuda. Y yo soy tu padre. Formo parte de tus recursos.
Al leer este cuento pensé lo importante que podría ser para muchas personas reconocer que no están solas y enseñarles a contar con el otro: a pedir ayuda, a no vivir de manera autosuficiente. Nuestros seres queridos, nuestros amigos y en realidad todos los que nos rodean forman parte de nuestros recursos externos.
Contamos con ellos? O vivimos como si ellos no existieran?
¿Qué nos pasa con pedir ayuda?
¿Por qué a veces se nos hace tan difícil pedir ayuda?
Que conversación interna se esconde detrás del querer arreglárnosla solos?
¿Qué miedos nos aparecen al momento de contar con los demás?
No es fuerte el que no necesita ayuda,
sino el que tiene el valor de pedirla cuando la necesita.
Creo que el temor mas importante es a que nos digan que no.
¿Y qué pasa si nos dicen que no?
¿Por qué vivimos de manera tan terrible el no del otro?
El tema, creo que es, cuando me lo tomo en forma personal y no me doy cuenta que sólo me dijeron que no a lo que pedí.
O no me doy cuenta que al no pedir me estoy diciendo a mi mismo que no, que no me lo merezco.
Con respecto a mis pensamientos pueden ser muchos:
Por un lado una cosa es darme cuenta que no puedo sólo y necesito ayuda y otra es tener claro qué es lo que el otro puede hacer por mi para ayudarme y poder pedírselo.
Pide peras al olmo
y verás que muchas veces
puede sorprenderte.
A veces también nos quedamos entrampados detrás de pensamientos como:
Si yo le pido esto vaya a saber que es lo que me puede pedir él en el futuro. Este es un pensamiento que puede paralizarme.
O también, no pedimos desde el orgullo que no me deja pedir ayuda porque considero que debería arreglármelas solo porque pienso que mostrarme vulnerable puede ser interpretado por el otro como un símbolo de debilidad.
La realidad es que hemos sido educados para la autosuficiencia y no nos damos cuenta que hoy se trabaja en equipo.
Siempre somos parte de algo tanto en el trabajo, como en la familia o en nuestra comunidad de amigos.
Dios no te manda hacer cosas imposibles,
sino que, al mandar lo que te manda,
te invita a hacer lo que puedas
y a pedir ayuda con el resto.
San Agustín
Por otra parte crees que al momento de pedir ayuda creemos merecerla?
Pienso que la baja autoestima es algo característico de esta época.
Contar con el otro, saber que no estamos solos, reconocer que a los demás les gusta sentirse útiles en la relación y que los tengamos en cuenta para colaborar.
Todo esto podría ser muy importante al momento de necesitar ayudar y sentir que no pasa nada si la pedimos. Todo lo contrario.
No solo nos sentiremos mejor sino que también les daremos la posibilidad a los demás de sentirse bien.
En el momento de lograr nuestros objetivos los recursos externos pueden hacer una diferencia muy importante en nuestras vidas.
Cuando ayudamos a alguien
nos llenamos de una maravillosa energía positiva.
Mary Lou Cook