Si cerraste, abre.
Si apagaste, enciende.
Si desconectaste, conecta.
Si no sabes, aprende.
Si no puedes, busca ayuda.
Si no sabes qué decir, calla.
Si necesitas usar algo que no te pertenece, pide permiso.
Si te prestaron, devuelve.
Si no sabes cómo funciona, no toques.
Si prometiste, cumple.
Si ofendiste, pide disculpas.
Si no es asunto tuyo, no te metas.
Si no conoces toda la historia, no critiques.
Si no puedes ayudar, no molestes.
Si no sabes, no opines.
Si opinaste, hazte cargo.
Si puedes hacer algo, hazlo.
Si no puedes, suéltalo.
Si algo te sirve, trátalo con cariño.
Si no puedes hacer lo que quieres, quiere lo que haces !!!!
¿Has observado la tendencia natural que tenemos los seres humanos para complicar las cosas cuando en realidad pueden ser mucho más simples de lo que parecen?
Me surge entonces una pregunta y es dónde vive la complicación?
Y llego al mismo lugar de siempre: Todo es una conversación!!
Y sostengo que la habilidad de complicar las cosas simples, también vive en la conversación interna que tenemos de las cosas y en la forma especial que tenemos de ser.
La genialidad es la habilidad de reducir
lo complicado a lo simple.
C.W. Ceran
Podrías estar pensando que este planteo es lineal y simple y que por lo general las cosas no se presentan así y podría decirte que acuerdo con vos. Sin embargo, sostengo que cuanto más complicadas se presenten las cosas, más necesitamos trabajar para simplificarlas. Porque creo que es la única manera que tenemos de poder empezar con algo, con lo más importante y después vemos. Sino la gran complicación nos frena y entonces es peor porque nos quedamos inmovilizados.
Cuenta tu jardín por las flores,
no por las hojas caídas.
Cuenta tus días por las horas doradas,
no por las penas vividas.
Cuenta tus noches por las estrellas del cielo,
no por las sombras habidas.
Cuenta tu vida por las sonrisas que tuviste,
no por los llantos derramados.
Cuenta tu edad por los amigos que tienes,
no por los años pasados.
Así de forma tan simple, habrás vivido la felicidad.
Consideramos que simplificar puede ser una buena estrategia para empezar por algo y ponernos en acción. También puede serlo cuando se trata de aprender a priorizar. O cuando nos cuesta reconocer que es lo más importante.
Algunos temas importantes de la vida se muestran complejos. Vamos y venimos sin encontrar una solución. De todas maneras, pienso que sin abandonar la búsqueda de posibilidades y alternativas necesitamos pensar en las más fáciles y simples.
Obsérvate en tu forma de encarar los problemas:
Te complicas inútilmente?
Te confundes?
Te ahogas en un vaso de agua?
En qué áreas te ocurre esto?
Cuando te resulta mas fácil simplificar?
Hay algo que podrías aprender de estas áreas para trasladarlo a las otras?
Un esposo fue a visitar a un sabio consejero y le comentó que ya no quería a su esposa y que pensaba separarse. El sabio lo escuchó, lo miró a los ojos y tan solo le dijo una palabra “ÁMELA”. Luego se calló.
Pero es que ya no siento nada por ella, replicó el esposo.
“AMELA”, repuso el sabio.
Y ante el desconcierto del señor, después de un breve silencio, agregó lo siguiente: Amar es una decisión, no es un sentimiento.
Amar es dedicación y entrega.
Amar es un verbo y el fruto de esa acción, es el amor.
El amor es un ejercicio de jardinería:
Arranque lo que hace daño, prepare el terreno, siembre, sea paciente, riegue y cuide.
Esté preparado porque habrá plagas, sequías o excesos de lluvia, pero no por eso va a abandonar su jardín.
Ame a su pareja, es decir: acéptela, valórela, respétela, dele afecto y ternura, admírela y compréndala y verá como el amor surgirá.