Cuentan que Moisés subió al Monte Sinaí a buscar las Tablas de la Ley que Dios había confeccionado para su pueblo.
Y cuando él volvió con ellas, su pueblo estaba distraído creando un becerro de oro para representar a su Dios.
Si bien hay muchas versiones de lo que ocurrió en ese momento todas nos llevan a ver que Moisés estrelló esas tablas contra el piso. Recogió los pedazos y se fue enojado con su gente.
Al poco tiempo Dios volvió a darle los 10 Mandamientos que por fin pudo leerle a su pueblo. Y cuentan que Moisés guardó en un arca las nuevas tablas con los pedazos de las anteriores. Su misión era llevar todo a la Tierra Prometida, pero prácticamente cuando estaban llegando, Dios le dijo que él no entraría , que su misión había terminado allí.
Podrías imaginarte la desilusión de Moisés al verse negado del sueño que acarició por casi 40 años?
Al leer esta historia no pude menos que recordar las veces que escucho en mi consulta personas que están enojadas o resentidas con la vida porque ésta no les brindó la posibilidad de concretar ese sueño especial que han tenido desde chicos. O que una enfermedad o un accidente les quitó una parte de su familia querida o que han sido despedidos de su trabajo de 30 años sin algo mas que una carta.
Cuál sería la lección de la historia de Moisés que pudiéramos aplicar a lo nuestro?
Cuidado con la tristeza!
Es un vicio.
Gustave Flaubert
Yo veo que hay tres tipos de personas: aquellos que
sueñan atrevidamente aún cuando creen que muchos de
sus sueños no se harán realidad, aquellos que sueñan más
tímidamente y temen que hasta esos sueños no se
cumplan y aquellos que directamente no sueñan no sea cosa
que terminen decepcionados. Desearía que más gente soñara
con arrojo y confiara en sus poderes de resistencia para
atravesar las inevitables frustraciones.
Moisés llegó al final de su vida sin amarguras ni tampoco con la
sensación de haber sido engañado, sino tan fuerte y tan lleno
de energía como cuando era joven.
Ningún hueso se quiebra de manera tan dolorosa
como lo hace la ilusión de invulnerabilidad.
John Verdon
Necesitamos la devoción que tuvo Moisés para juntar los pedazos rotos de nuestros mas queridos sueños y llevarlos con nosotros mientras seguimos trabajando por nuestro futuro. No podemos dejar que ellos nos definan como fracasados.
Cómo reaccionaremos frente a esas desilusiones?
Con amargura, envidia o inseguridad?
O con resistencia y sabiduría?
Necesitamos seguir comprometidos con nuestra vida por un sentido de lealtad que no se alimenta necesariamente del reconocimiento divino.
Utiliza la frustración que sientes para convertirla en inspiración.
Necesitamos aprender a seguir celebrando la vida con lo que nos quedó, aunque parte de nuestro mundo colapse. La vida sigue y puede ser muy satisfactoria. Finalmente nadie gana todo el tiempo y muchos perdedores sobreviven para ganar al día siguiente. ES como si fuera un juego perdido en la temporada: siempre habrá otro juego por jugar.
Los tiempos difíciles son necesarios para reconocer todo lo que tenemos y darnos cuenta lo fuertes que podemos ser.
Necesitamos enfrentar nuestro pasado con gratitud y nuestro futuro con confianza.
Aun cuando tengamos sueños que no se cumplirán habrán otros que sí lo harán.
Debemos estar deseosos de deshacernos
de la vida que planeamos
a fin de tener la vida que nos espera.
Joseph Campbell
Pensemos que hemos sido suficientemente valientes como para soñar en grande apostando a nosotros mismos y al no obtenerlo también hemos sido valientes para llevar con nosotros hacia el futuro los fragmentos de esas ilusiones destruidas , mostrándole al mundo el preludio de las personas en la que nos convertimos, aun sin ellos.
Lo podremos superar pensando que la vida es un entretejido de días buenos y días malos. Sería un pecado dejarnos consumir por la envidia de que alguien tiene lo que nosotros no hemos conseguido, y dejar de enfocarnos en todo lo maravilloso que hay en nuestra vida y funciona.
En última instancia
el todo y los fragmentos
viven juntos en nosotros
Estelle Frankel
Moisés soñó por años que la Tierra Prometida sería un lugar maravillosos para que el pueblo se dedicara al servicio de Dios.
Si hubiera entrado se hubiera desilusionado. 3000 años después y aún seguimos olvidando para qué entramos en ella.
Quizás Dios le hizo un favor a Moisés al protegerlo de esa decepción.
No será momento de que reformulemos algunos de nuestros sueños mas queridos de modo que los podamos concretar?