Un juego que practican los que entienden que todos los interrogantes no necesitan una respuesta.
Que la solución no siempre llega, al abrir la boca.
¿Para qué decirlo todo?
¿Por qué no conservar en el interior una dosis de lo que se piensa?
¿Por qué no convertir en secreto, alguna de las ideas que hacen su aparición sin previo aviso, al menos con la ilusión de que el tiempo las madure y las transforme en ideas más desarrolladas?
¿Por qué no entender que a la palabra le cuesta ser tan rápida como el cerebro?
¿Y que no todo lo que cruza por la mente necesita convertirse en palabras? Entender que también se puede hablar con gestos
Entender que el silencio a veces grita.
¿Y si calláramos sin otro motivo que nuestra propia voluntad?
Callar para escuchar.
Callar para mirar.
Callar para entender.
Callar para aprender.
Callar para comprender que el silencio puede ser la antesala de los sonidos más hermosos…
¿Cuántas veces hubieras preferido pensarlo un poquito mas?
¿Cuántas veces hubiéramos preferido callar?
A veces hubiera bastado una mirada sostenida. Quizás tus ojos sobre los ojos del otro.
Intentar adivinar el significado de su brillo o leer el futuro inmediato, más allá de la pupila.
Queremos decir muchas cosas. ¿Será este el mejor momento? ¿Serán estas las mejores palabras?
¿Qué sería mas conveniente? ¿Apretar los labios y permitir que las ideas circulen dentro nuestro sin que salgan al exterior? ¿Como esperando desarrollarlas, tenerlas mas claras, estar mas seguros?
¿Y si practicáramos alargar el espacio entre las preguntas y las respuestas? Dejando que los músculos se dibujen en nuestro rostro como esperando una señal?
Si lo que vas a decir
no es más bello que el silencio:
¿Para qué decirlo?
Raras veces me he arrepentido por haberme callado. Quizás no supe medir las consecuencias de mi silencio. En cambio, pienso que pagué muy caro algunas intervenciones, donde mis palabras fueron como latigazos.
¿Qué hubiera pasado si en lugar de callar le hubiera dicho, o le hubiera mostrado mi punto de vista?
Prefiero quedarme pensando en esto y no quedarme con culpa por haber dicho palabras, tomada por una emoción, que hubiera preferido callar.
Hablar o callar: This is the question parafraseando a Shakespeare.
Uno es dueño de lo que calla
y esclavo de lo que habla.
Aunque sea «verdad» y aunque tenga «razón» ¿Para qué decir algunas cosas?
¿Qué esperamos que pase?
¿Estamos seguros que queremos crear esa «realidad» para el otro?
¿Cuáles son las consecuencias de hablar?
¿Cuáles los beneficios de callar?
A veces me siento mas grande, cuando callo porque me siento en control.
Digo lo que quiero decir, y hago lo que quiero hacer.
No tengo por que estar compartiendo todo lo que pienso con los demás.
A veces cuando callo me siento inteligente porque puedo elegir qué decir y cómo decirlo. Y puedo hacerlo objetivamente cuando no me encuentro tomada por una emoción.
¿Podes ver en tu vida estos mágicos momentos de grandeza?
Ya Pitágoras dijo: No sabe hablar quien no sabe callar
¿Será por eso que el hombre tarda dos años para aprender a hablar y el resto de su vida para aprender a callar?
Manejar el silencio
es más difícil que manejar la palabra. Clemenceau