En 1865 termina la guerra civil en Estados Unidos. Los del norte peleaban contra los del sur. Querían abolir la esclavitud.
Ganó el norte y se liberaron masivamente los esclavos del sur y cada uno emprendió su camino hacia la libertad.
Un año después, cuando ya estaba instalado, Jordan Andersen recibió una carta de su antiguo amo, pidiéndole que por favor volviera al trabajo, que iba a ser bien tratado y tendría la paga correspondiente, ya que su granja no podía funcionar sin él.
Jordan Anderson le contestó y decidió publicar su respuesta en un diario donde le decía que después de 32 años de convivencia y maltratos él elegía la libertad.
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Necesitamos amar la libertad para poder mirar al pasado y decir ya no quiero más de esto y coraje para dar vuelta la página y enfrentar un futuro que puede presentarse incierto.
Dicen que en la antigüedad después que un esclavo trabajaba seis años, el séptimo podía ser liberado si lo quería y si no lo elegía ponían su oreja en el marco de la puerta y la cerraban para que quedara esclavo para siempre.
Cómo puede ser que alguien pudiendo ser libre decida no serlo?
Cómo puede ser que alguien que tiene la oportunidad de ser liberado decida quedarse atrapado en su propia trampa?
Quién puede hacer este tipo de elección?
Y la respuesta de los sabios a esta pregunta es TODOS o CUALQUIERA.
Todo lo bueno empieza con un poco de miedo.
Si no te sorprendas, en general nos resulta más grato quedarnos en el lugar cómodo que animarnos a ir por lo nuevo y desconocido que puede representar nuestra libertad.
Te preguntarás por qué la oreja y por qué la puerta?
Porque no se animó a escuchar que ser libre tiene que ver con animarse a pasar por esa puerta para salir de una realidad y poder ver otra.
Pocas veces tenemos el coraje de mirar al pasado y decir BASTA!!
Basta de mirar lo que nos ha apresado o dolido o quebrado por la mitad y poder decir: yo aquí no quiero estar más.
Preferimos quedarnos en el confort de esa zona de comodidad, en esa pseudo tranquilidad.
Nos dijeron que así es la vida, que así son las cosas, que así hay que vivir o así hay que sentir y amar y nos quedamos en el statu quo de no animarnos a ser verdaderamente libres de nosotros mismos.
Todo lo que quieres en la vida,
y aun no tienes,
está afuera de tu zona de confort.
Robert Allen
Cuando vas a dejar de adornar ese lugar donde estás?
Ese lugar que te atrapa, que no te permite salir?
Abandonar eso que te angustia o eso que se te cruza?
Dejar de mirar esa pérdida irreparable?
O lo que es imposible de explicar?
O esa crisis existencial?
Ese problema que tienes en lo económico, en lo laboral o en las relaciones?
Dejar de hacer tan importante esa situación que tienes con tu hijo o con tus padres?
Dejar de revisar tu historia o lo que ya pasó?
Deshacerte de aquello de lo que no te puedes deshacer, aunque tantas veces quisiste dar vuelta la página?
Basta de justificarnos por el lugar en que estamos y no animamos a mirar para atrás y decirnos yo ahí no quiero estar más. Yo no quiero ser más así.
Y motivarnos a atravesar esa puerta para llegar al lugar donde queremos estar, para ser esa persona que soñamos ser.
Usa el dolor como una piedra en tu camino,
no como un lugar para acampar.
El desafío de esta época es escuchar esa voz interior que dice levántate de esa silla en la que estás sentado, mira la puerta que tienes en frente y anímate a transformarte en el que tengas que transformarte atravesándola.
Porque puedes quedarte abrazado a ese dolor, a esa pérdida, a esa crisis, a lo que no esa está o a lo que falta o puedes ponerte de pie y animarte a ir a esa realidad que solo tú puedes lograr.
Esta vez puedes ser diferente.
Escuchar la voz que te dice que te pongas de pie y mires la puerta que tienes enfrente y tomes un papel y un lápiz y escribas una nueva historia.
Y ojalá que esa historia sea la de tu propio futuro.
Nunca sabes lo fuerte que eres ,
hasta que ser fuerte es tu única opción.