En un seminario en el que yo hablaba sobre el concepto de proactividad, un hombre dijo: «Stephen, me gusta lo que dice. Pero las cosas son diferentes en la realidad. Por ejemplo, estoy realmente preocupado por mi matrimonio . A mi esposa y a mí ya no nos unen los viejos sentimientos. Supongo que ya no la amo, y que ella ya no me ama a mí ¿Qué puedo hacer?».
-¿Ya no sienten nada el uno por el otro?-pregunté.
-Así es. Y tenemos tres hijos ¿Usted qué sugiere?
-Ámela -le contesté.
-Pero le digo que ese sentimiento ya no existe entre nosotros.
-Ámela.
-No entiende?. El amor ha desaparecido.
-Entonces ámela. Si el sentimiento ha desaparecido, ésa es una buena razón para amarla.
-Pero, ¿cómo amar cuando uno no ama?
-Amar, querido amigo, es un verbo. El amor, el sentimiento, es fruto del verbo amar, la acción. De modo que ámela. Sírvala! Sacrifíquese por ella! Escúchela! Comparta sus sentimientos! Apréciela! Apóyela! Y el sentimiento nacerá otra vez
¿Estaría dispuesto a hacerlo?
Stephen Covey
Muchas veces escucho que la explicación que dan las personas que se divorcian, después de muchos años de matrimonio, es que crecieron en forma despareja y la separación pareciera que fue la única solución que encontraron.
¿Te pusiste a pensar qué es crecer en forma despareja?
Yo me lo imagino como un proceso lento y negado que pasa de la excitación que existe al principio de la relación, a la rutina, aburrimiento y desconocimiento de las necesidades de cada uno.
El matrimonio puede ser
una puerta al cielo
o al infierno.
Al principio dedicamos tiempo para estar juntos y conocernos. Hay energía y descubrimiento en la relación y toneladas de tiempo compartido para conocerse.
Después vienen los hijos, comprar la casa, cambiar el auto, el trabajo que pueda soportar todo esto, el colegio de los chicos, la universidad, la vida social, los intereses personales . Redecorar la casa o comprar una para el fin de semana, las vacaciones . En fin todas cosas positivas pero que nos presionan y nos distraen de nuestro primero y mas importante objetivo para sostener todo lo que estamos construyendo: EL AMOR.
La garantía del matrimonio
vive en tener tiempo compartido,
comunicación permanente y
priorizar la familia frente a
cualquier otro interés que aparezca.
Y así, a medida que pasan los años, las personas tienen mas cosas en las que ocupar su tiempo y su energía y la relación de pareja pasa a ser un espacio de obviedad que creemos que va a durar para siempre hasta que en un momento determinado nos damos cuenta que somos dos desconocidos que vivimos juntos y que crecimos en forma despareja. Y lo peor es que no lo vemos venir ya que todo este proceso ocurre en un espacio automático que nos resulta transparente hasta que algo lo hace explotar y se torna evidente.
Dile a tu pareja al menos una vez al día, lo sensacional que es y lo que la amas.
¿Qué fue lo que un día los hizo elegirse?
Se gustaban, se divertían juntos, compartían intereses, en encontraban desde lo físico y también desde lo espiritual.
Al principio esto se da sin esfuerzo, naturalmente, pero a medida que los años pasan y tenemos tantas cosas que nos distraen necesitamos hacer un esfuerzo especial para que todo eso siga pasando en nuestras vidas.
Porque sino priorizas tu relación, la monitoreas constantemente, la nutres a diario, le dedicas tiempo y energía: la tendencia es que cada vez sea memos importante y un día te des cuenta que dejó de existir.
El amor es ciego,
pero el matrimonio te abre los ojos
Considero que las parejas que crecen desparejas fallan en poner el suficiente cuidado, tiempo y energía en crecer parejo.
Apaga el televisor, cierra tu computadora, silencia tu celular y piensa qué fue lo que los unió hace tantos años?
¿Qué fue lo que los enamoró?
¿Qué hacían en ese momento?
¿Qué compartían y disfrutaban haciendo juntos?
Reserva para esta noche una mesa en un restaurante y mientras compartes una copa de vino, busca conocer como ha cambiado con los años esa persona que tienes enfrente.
¿Cuáles son sus nuevos intereses? Busca descubrirla nuevamente y amarla por quien es y por quien se ha convertido.
Amarla y reconocerla por todo lo que han construido juntos.
Recuerda que el amor es lo que aparece cuando ejecutas el verbo amar.
Un matrimonio excepcional
no se da cuando se casa
una «pareja perfecta»,
se da cuando una pareja imperfecta
aprende a disfrutar de sus diferencias y en lugar de seguir mirándose el uno al otro
aprenden a mirar en la misma dirección.Una vez te casarás
y mil veces a lo largo del matrimonio
necesitarás volverte a casar
recreando todo lo que la primera vez te hizo decir:
SI QUIERO