Un hombre y una mujer van juntos a un shopping muy especial: En él se les ofrece pareja y pueden elegir entre varias opciones. El shopping tiene cinco pisos y a medida que van subiendo aumentan las cualidades de las personas que pueden conquistar. Sólo hay una regla: Una vez que se sube a un piso no se puede volver a bajar. Eligen ahí o suben al siguiente.
Una vez firmadas las condiciones de entrada llegaron juntos al primer piso y vieron una placa que decía: Los hombres y las mujeres de este piso tienen trabajo y les gustan los niños.
Los amigos se miran entre sí y deciden subir al próximo. En el segundo piso la placa decía: Los hombres y mujeres de este piso trabajan, tienen salarios altos, les gustan los niños y son muy bien parecidos.
Los amigos se miran extrañados y él dice: Guau!! ¿Cómo serán entonces las chicas en el próximo piso y junto con su amiga deciden subir un piso mas. La placa en el tercer piso decía: Los hombres y las mujeres de este piso trabajan, tienen salarios altos, les gustan los niños, son bien parecidos y les gusta bailar y divertirse.
Los amigos se miran asombrados y ella dice: esto es muy tentador pero me pregunto cómo serán los hombres en el próximo piso y deciden subir uno mas. La placa en el cuarto piso decía: Los hombres y las mujeres de este piso trabajan, tienen salarios altos, les gustan los niños, son bien parecidos, les gusta bailar y divertirse y son muy buenos amantes.
Dios mío dice él: Si esto es aquí que nos espera en el quinto piso y después de dudar por unos momentos deciden subir un piso mas. La placa en el quinto piso decía: Aquí ya no hay personas, este piso está vacío y sólo sirve para mostrarte que es tu nivel de exigencia el que te deja solo. No existe la pareja perfecta. Por favor sigue hasta la salida, que tengas un buen día y aproveches este aprendizaje para la próxima vez.
Seguramente habré despertado una sonrisa en tí, pero si lo piensas un poco más puede que hasta te dé ganas de llorar.
¿Quién está exento de haber pasado por situaciones como esta en su vida? Quizás no, en lo que se refiere a elegir una pareja, pero si respecto del nivel de exigencia y la búsqueda de la perfección con tus amigos, con el trabajo, con tus hijos y con nosotros mismos. En fin considero que cada uno tiene muchas de estas experiencias en su haber ya que la exigencia, en mayor o menor medida, nos concierne a todos.
La vida no tiene que resultar perfecta
para parecer maravillosa.
Annette Funicello
¿Y cómo nos deja esta búsqueda de la perfección? Por lo general solos, enojados y de mal humor. Pareciera que nadie, ni nada llega a nuestro standard.
Considero que cuando buscamos la perfección nos enfocamos en lo que nos falta, comparamos una situación con otra, vivimos la vida en términos de blanco o negro y tenemos la sensación de que podemos controlar el devenir de las cosas ya que «sabemos como deberían ser las cosas».
¿Y acaso alguna vez nos dejará de faltar algo?
¿Qué nos hace suponer que aquello con lo que comparamos es mejor?
¿Tenés idea cuántos tonos de grises existen entre el blanco y el negro?
Si piensas que puedes controlar algo tengo una mala noticia para vos: Sólo te puedes controlar tu mismo y a veces ni eso.
Creo que todo esto nos lleva a sentir emociones negativas de insatisfacción y sufrimiento.
El afán de perfección
hace a algunas personas
totalmente insoportables.
Pearl S. Buck
Podríamos pensar que esforzarse, ser meticulosos y exigentes son actitudes deseables. Pero yo agregaría siempre y cuando las mismas no nos alejen de la felicidad.
La excesiva dependencia del «debería» nos torna demandantes y críticos. Nos aleja del placer y por sobre todo nos deja una tremenda sensación interna de infelicidad.
Conformarse o tolerar no son los antónimos de exigir, sino aceptar, enfocarse en lo bueno, reconocer lo que hay y priorizar ser feliz a tener razón.
Recuerdo un día yendo yo en colectivo, que tuvo que parar de golpe ya que una señora mayor, tratando de estacionar, le había cerrado el paso. Inmediatamente el conductor con gesto enfadado, empezó a tocar la bocina. Los pasajeros comenzaron a murmurar en contra de la conductora del automóvil. La señora maniobraba con cara de susto, parecía bloqueada, y avergonzada. Un señor que venía caminando se paró y con cara de circunstancias observó el espectáculo con gesto censurador. De repente la señora salió del auto exclamando a grito limpio, ¿qué?, ¿todos somos perfectos aquí? ¿qué?, ¿nadie tolera una imperfección?, ¿ya no se permite ser humano en este país?