Este Fernando era un mozo altanero, arrogante y soberbio, entregado a todo tipo de atropellos.
Una noche convidó a sus amigos a cenar, y en espera de la hora, fue a pasear al camposanto. Encontró una calavera, la pateó y le dijo:
-Para que veas que la muerte no me preocupa, te invito a nuestra cena, esta noche.
Y comenzada la cena, oyó Fernando que llamaban a la puerta.
-Vete a ver quién es -le dijo a la criada.
La criada regresó llena de espanto. -¡Señor, es un esqueleto…!
-¡Pues que pase…!
Pasó y se alborotaron los amigos y Fernando les preguntó: -¿Pero de qué os asustáis? Vino porque yo mismo le invité.
Y caminó hasta el esqueleto y continuó desafiante:
-¿Para qué vienes? ¿Qué quieres decirme que yo no sepa? ¿Qué quieres mostrarme que yo no haya visto?
Y el esqueleto le respondió con madurez:
-¡Vengo a llevarte conmigo! ¡La justicia de Dios se ha cansado de sufrirte en este mundo y me ha elegido a mí, para que te saque de aquí…!
Y lo tomó de la mano y ambos desaparecieron.
Cabal, Mitología asturiana.
Cada vez que empiezo un entrenamiento, en algún lugar del mundo, lo primero que tengo que hacer es dar vuelta con algún chiste, la conversación previa que tiene la gente de que los argentinos somos soberbios y creídos.
Por eso pienso que, quizás, el descenso de River puede ser un buen ejemplo para reflejar lo que le pasa a muchos argentinos.
¿Qúe nos pasa? ¿ Qué hacemos para tener esa fama?
«Hazte fama
y échate a dormir»
Desde mi punto de vista y aunque no quiero generalizar, en pocas palabras podría decir que en muchos casos:
Nos cuesta ver las señales del camino o los indicadores del mercado.
No aprendimos a escuchar.
Tenemos mala memoria.
Creemos que es mejor arreglarnos solos.
Nos cuesta pedir ayuda, porque lo vemos como un símbolo de debilidad.
Nos resulta difícil dar autoridad a los demás para que nos asistan.
Nos cuesta ver a la capacitación como una inversión y no como un gasto.
Ocupamos poco tiempo en planificar nuestras metas .
Nos rendimos antes de perder.
Aprendimos a especular con la cabeza, en lugar de operar desde el corazón.
Nos cuesta soltar el control y confiar.
No nos damos cuenta que siempre podemos elegir.
Aprendimos a echarle la culpa, de lo que nos pasa, a los demás.
No nos damos cuenta que al final todos jugamos para el mismo equipo.
En lugar de salir a ganar, en la vida , muchas veces salimos a no perder.
El perdedor se siente parte del problema
El ganador sabe que él es parte de la soluciónEl perdedor encuentra excusas
El ganador se enfoca en los resultadosEl perdedor dice: «Esto no es asunto mío»
El ganador dice: «Esto es 100% mi responsabilidad»
Y podríamos decir que desde esta «sopa cultural» desde la que nos movemos, necesitamos mostrarnos soberbios y creídos para que nadie se de cuenta lo que realmente nos pasa por dentro.
Por otra parte esta forma de actuar desde la mirada ontológica también nos relaciona con uno de los peores enemigos del aprendizaje que podemos tener: La ceguera cognitiva.
Desde mi mirada esto es que muchas veces estamos ciegos a lo que nos pasa y, como no podemos ver, no podemos hacer nada para cambiar.
Nos empezamos a caer y ni siquiera nos damos cuenta que estamos cayendo y hasta que no tocamos fondo no podemos salir nuevamente.
El perdedor se concentra en no fracasar
El ganador se concentra en ganarEl perdedor nunca gana
El ganador nunca pierde
Podríamos decir que esta derrota nos deja estas lecciones por aprender.
Si pudiéramos mirar en perspectiva esta situación, quizás podríamos pensar que este momento aciago pueda ser la oportunidad que River necesitaba para refundarse, conectarse con una identidad grupal clara, trabajar la comunicación interna del equipo y la integración del mismo.
Una buena elección podría ser
levantarte una vez mas de las que te caíste.
Y me quedan algunas preguntas que les haría sus dirigentes y por qué no a todas las personas que están tocando fondo en este momento:
¿Para qué necesitamos esperar caernos para empezar a cambiar?
¿Cuántas veces nos vamos a equivocar haciendo mas de lo mismo que no funciona sin escuchar las señales o lo que nos dice el entorno?
¿Qué tiene que pasar para que podamos darnos permiso para pedir ayuda?
¿Hasta cuando vamos a manejarnos desde la improvisación y caprichosamente como si fuéramos niños?
El líder no sólo nace,
sino que también se hace.
Para todos mis lectores que no son argentinos les explico que River Plate es un club de fútbol que por mas de 100 años llevó la delantera y que últimamente fue cayendo hasta llegar a descender de categoría hace unos días.
Quiero dedicar esta newsletter a todos los fans de River, a mi hijo y a mi papá que me enseñó a «ser de River», pero que también me enseñó a reconocer mis errores, verlos como espacios de aprendizaje y asumir las consecuencias con dignidad y responsabilidad.
«Todas las personas deberían ,
al menos cuando son jóvenes ,
tener una buena crisis en su vida.Ya que de esta forma aprenderán
todo lo que las CRISIS
tienen para dejarnos como APRENDIZAJE».
Walt Disney