Un día, Josecito entró a su casa dando patadas en las paredes y gritando muy enojado.
Su padre, se acercó para ver qué pasaba.
– Papá, ¡Te juro que estoy re enojado! Pedrito me humilló delante de mis compañeros. ¡Tengo ganas de matarlo! Me gustaría que se enfermara y no pudiera ir más a la escuela.
El padre, mientras escuchaba, fue al garaje de su casa y sacó una bolsa de carbón y le propuso:
– ¿Ves aquella camisa blanca que está colgada en la cuerda de secar? Hazte la idea que es Pedrito y cada pedazo de carbón que hay en esta bolsa es tu bronca dirigida a él. Tírale todo el carbón que hay en la bolsa, así te sacas todo tu enojo.
El niño lo tomó como un juego y comenzó a lanzar los carbones y algunos acertaron en la camisa.
Entonces el padre le preguntó:
– Hijo ¿Y ahora cómo te sientes?
– Cansado pero feliz. Pude darle a la camisa con algunos pedazos de carbón.
Entonces el padre le pidió al niño que lo acompañara adentro y lo puso frente a un espejo y le mostró que también él estaba totalmente sucio.
– Hijo, puedes ver que la camisa quedó un poco manchada pero del mismo modo quedaste tú. Todo el enojo que descargamos en el otro nos ensucia. No podemos salir limpios después de estar lidiando con la mugre de pensamientos y palabras. Y aunque pensemos que al descargar nuestro enojo le estamos haciendo daño al otro, es mucho mayor el que nos estamos haciendo a nosotros mismos.
Considero que el enojo es una reacción automática que tenemos los seres humanos cuando algo no es de la manera que nos gustaría.
También observo que para algunas personas el enojo se muestra en forma de escalada. Empieza simplemente y va subiendo su tenor casi sin darnos cuenta.
¿Pero tenemos claro lo que nos pasa a nosotros cuando nos enojamos?
Nuestro corazón palpita mas fuerte, el torrente sanguíneo se excita y nos llenamos de una energía negativa que nos deja mal por un rato largo.
Cuando te inunde una enorme alegría,
no prometas nada a nadie.
Cuando te domine un gran enojo,
no contestes ninguna carta.
Sin embargo pienso que es una reacción natural que a veces nos toma la emoción y pareciera que nada podemos hacer con ella, mas allá de descargarla con alguien.
¿Te hace sentido lo que te estoy diciendo?
¿Te enojas habitualmente cuando pasa algo que no esperabas?
¿Cuánto tiempo duran tus enojos?
¿Con quién soles descargarte?
¿Cómo lo haces?
Lo que empieza con enojo
termina con vergüenza
Benjamín Franklin
Considero que solo llevar un poco de luz a este ámbito puede hacerte reflexionar:
¿Tien sentido tanto enojo?
¿La otra persona se merece que te descargues con ella?¿La forma en que lo hacés habla bien de vos, te deja bien posicionado?
¿Cómo quedas después de la descarga?
¿Valía la pena la pérdida de energía y de tiempo?
¿Podés ver que tuviste que quitarle atención a las cosas importantes que estabas haciendo?
¿Cuánto tiempo tardas en recuperar tu emoción?
El que quiere en esta vida
todas las cosas a su gusto,
tendrá en esta vida
muchos, muchos, muchos disgustos.
Quevedo
Recuerdo una frase que dice:
Ten mucho cuidado con tus pensamientos porque ellos se transforman en palabras.
Ten mucho cuidado con tus palabras porque ellas se transforman en acciones.
Ten mucho cuidado con tus acciones porque ellas se transforman en hábitos.
Ten mucho cuidado con tus hábitos porque ellos moldean tu carácter.
Y ten mucho cuidado con tu carácter porque de él dependerá tu destino.
Y pienso: ¿Tiene sentido el enojo que hoy vemos a diario en tantas situaciones?
Has notado que la gente últimamente sonríe poco y camina como enojada.
¿A sus habitantes, Señor, qué les pasa?
¿Odian el perfume, odian el color?
Setenta balcones y ninguna flor
Baldomero Fernández Moreno