Que cuando mi cuarto quedaba del modo que yo quería, mi mamá me mandaba a ordenarlo.
Que los grandes problemas siempre empiezan siendo pequeños.
Que el diploma obtenido no era la meta soñada.
Que la verdadera sabiduría está en reconocer la propia ignorancia.
Que si no tengo ningún fracaso, es porque no estoy corriendo los suficientes riesgos.
Que no es porque las cosas sean difíciles que no me atrevo; sino porque no me atrevo es que me parecen difíciles.
Que puedo alegrarle a alguien el día con solo enviarle un mensaje.
Que no puedo cambiar lo que pasó, pero puedo dejarlo atrás.
Que la mayoría de las cosas por las cuales me he preocupado nunca sucedieron.
Que si me siento solo es porque construí muros en lugar de puentes.
Que no me va a pasar nada si me quedo encerrado en mi casa, ni en mi habitación. Necesito salir a jugar en la cancha de la vida.
Que si quiero ser feliz por un instante, puedo vengarme. Pero si quiero ser feliz para siempre necesito aprender a perdonar.
Que sino comprendo una mirada, tampoco comprenderé una larga explicación.
Que al decir algo, necesito cuidar que mis palabras no sean peores que mi silencio.
Que para alcanzar algo que nunca he tenido, tendré que hacer algo que nunca hice.
Que cuando el Universo me quita algo de lo que estoy agarrado, no me está castigando, sino simplemente abriendo mis manos para recibir algo mejor.
Que la vejez no es cuestión de años sino un estado de ánimo.
Que todavía tengo mucho para aprender.
¿Acaso recordamos nuestros aprendizajes?
¿O necesitamos tenerlos una y otra vez?
¿No aprendí que las personas pueden ver una misma situación y pensar de manera diferente cuando mi cuarto quedaba del modo que yo quería y mi mamá me mandaba a ordenarlo otra vez?
¿Entonces para qué hoy sigo discutiendo por tener razón?
¿Para qué sigo postergando el hacerme cargo de los pequeños problemas si ya se que a la larga, se convertirán en grandes?
Para qué sigo haciéndome problemas con los hechos que me toca vivir, en lugar de trabajar sobre mis interpretaciones, si aprendí que lo importante no es lo que me pasa sino lo que hago con lo que me pasa.
Un día aprendí que:
siempre que estoy viajando,
quisiera estar en casa;
y siempre que estoy en casa
me gustaría estar viajando.
¿Para qué sigo sin aventurarme a correr riesgos, si me di cuenta que eso también me esta alejando de tener éxitos?
¿Para qué sigo pensando que las cosas son difíciles? ¿Acaso no aprendí que yo las hago difíciles con mi manera de pensar?
Cuando supe que puedo alegrarle a alguien el día con solo enviarle un mensaje ¿Qué fue lo que me impidió hacerlo? ¿Qué es lo que hago mas importante?
¿Para qué insisto tanto en hablar o pensar o discutir sobre cosas de mi pasado cuando ya me dí cuenta que no puedo cambiar lo que pasó, pero depende de mi dejarlo atrás.
¿Para qué me sigo preocupando cuando aprendí que la mayoría de las cosas por las cuales me he preocupado nunca sucedieron?
Un día aprendí que si las cosas van mal,
yo no tengo por qué ir con ellas.
¿Para qué me sigo aislando y separando de la gente si aprendí que si me siento solo es porque construí muros en lugar de puentes?
¿Para qué me sigo quedando encerrado en mi casa, o en mi habitación y no salgo a jugar en la cancha de la vida?
¿Para qué dejo de enfocarme en el perdón e insisto en pensar en la justicia y la venganza si lo que quiero es ser feliz?
¿Para qué sigo dando tantas explicaciones si aprendí que eso no es lo importante?
¿Para qué sigo haciendo mas de lo mismo que no funciona si aprendí que para alcanzar algo que nunca he tenido, tendré que hacer algo que nunca hice?
¿Para qué insisto en quedarme agarrado a cosas que ya no me hacen feliz, si aprendí que cuando el Universo me quita algo simplemente está abriendo mis manos para recibir algo mejor?
¿Para qué sigo hablando de los años que tengo y no me enfoco en los que siento?
Habrás observado que en ningún momento te pregunté por qué… ya que no quise que te llenaras de explicaciones. Al preguntarte para qué busqué que viajaras al futuro y vieras que va a pasar si no utilizas los aprendizajes que ya tuviste.
Ahora me doy cuenta que todavía tengo mucho que aprender