Cuando llegó a la aldea, todo el mundo fue a escuchar su charla. El tiempo pasó, y cada vez reunía a menos gente, hasta que un día el predicador quedó prácticamente solo, hablando a los árboles y a los pájaros. Sin embargo, día tras día, volvía a armar su pequeña tarima en el mismo lugar, y volvía a declamar su doctrina con el mismo calor y convicción de la primera vez.
Meses más tarde, un hombre le preguntó.
– ¿Por qué insistes en hablar de algo que nadie escucha? – lo interrogó.
– No hablo para convencerte a ti, ni a tu pueblo. Solo hablo para mi, para no olvidar mi doctrina y para mostrarle a tu pueblo que aunque ellos hoy no están para mi, yo sigo disponible para ellos.
A partir de la palabra contribuci?n surgen en mi algunas preguntas y te invito a que pienses en tus respuestas:
¿Qué es contribuir?
¿Contribuir a quién, o a qué?
¿Qué es estar en contribución?
¿Con qué tiene que ver nuestra contribución?
¿Estoy disponible para ser o hacer contribución?
Y observo que toda ellas me llevan a la mirada interna que tengo de mi mismo y de la posibilidad que puedo ser para un otro o para una causa.
¿Y es que estamos en contacto con esa posibilidad?
¿Es que nos preocupa desarrollarla?
¿Para qué tendríamos que estar en contribución?
¿Cuál sería nuestro beneficio?
La virtud es la búsqueda de la felicidad personal,
en la contribución en la felicidad de los otros.
Diderot
Estas preguntas me llevan a pensarme como parte de un todo interrelacionado. Dándome cuenta que no estoy solo sino que me constituyo en el otro .
Estar en contribución me posiciona interesado en lo que pasa mas allá de mi, como sintiendo que aquello también es parte de mi.
Yo sé que muchos están muy ocupados resolviendo sus propios dramas pero la experiencia me muestra que la mejor manera de salir de ellos es preocup?ndome por el prójimo.
Tomar conciencia del otro, del planeta en el que estamos y de la globalidad a la que pertenecemos me constituye en un ser mucho mas grande y mas conectado, espiritualmente hablando.
Contribuir con lo que es necesario
no sólo es parte de nuestro deber,
sino de nuestra felicidad.»
José Marti
Cuando respiramos, comemos o interactuamos, es parte del planeta lo que se incorpora en nosotros. Por eso ¿Cómo puede no interesarnos contribuir con él, si eso significa contribuir con nosotros mismos?
Sostengo que a medida que mayor sea nuestra contribución tendremos mas sentimientos de paz, de unidad, y de alegría.
Es el juego de ganar ganar con la vida el que te estoy invitando a jugar.
Contribuir con tus semejantes a que levanten su carga,
no significa que te consideres obligado a llevársela.
Pitágoras
¿Te haces el tiempo para escuchar a alguien cuando lo necesita?
¿Tienes el hábito de donar dinero de una manera sistemática a alguna institución?
¿Cuando ves a alguien perdido te acercas a ayudarlo?
¿Te levantas a dar tu asiento a alguien mayor?
¿Enseñas a alguien los secretos de lo que sabes?
¿Visitas personas que están enfermas?
¿Ayudas a alguien que está sin trabajo a encontrarlo?
¿Te preocupas de buscar una pareja a alguien que está solo?
¿Ayudas a atravesar un miedo que alguien siente?
¿Le compras comida a un chico que está pidiendo limosna en la calle?
¿Te ocupas de cuidar la casa de un vecino en vacaciones?
¿Grabas un cuento para que lo pueda escuchar una persona ciega?
¿Le prestas un artículo personal a alguien que lo necesita?
¿Haces algún tipo de voluntariado?
¿Te quedas hasta tarde con alguien que necesita compañía?
¿Ayudas en alguna comunidad o fundación?
¿Alguno de tus objetivos prioritarios consiste en ayudar a los demás?
¿Te ocupas de no malgastar el agua o la luz?
¿Haces algo especial que tengo que ver con el cuidado de la naturaleza?
¿Te preocupas por la ecología?
Si contribuir es parte de tu vida algunas de estas preguntas te habrán llevado por recuerdos hermosos e invalorables.
El don mas grande que podemos tener con el prójimo
no es el de compartir con él nuestra riqueza,
sino el de contribuir a que él pueda construir la suya
Benjamín Disraeli