El águila forzaba gentilmente a sus pichones para acercarlos al borde de su nido… Su corazón trepidaba con emociones en conflicto.“¿Por qué aprender a volar tiene que comenzar con el miedo a caer?”, pensaba ella. Esta ancestral pregunta continuaba sin respuesta aun.
De acuerdo con la tradición de su especie, su nido se hallaba muy alto, sobre la saliente de una escarpada pared rocosa. Abajo no había sino aire para dar soporte a las alas de los pichones.!
“¿Será posible que esta vez no funcione?”, pensaba ella.
A pesar de sus temores, el águila sabía que había llegado el momento. Su misión como madre no estaría completa a menos que se animara con esta tarea final: darle el empujón a sus polluelos.
El águila sacó coraje desde su sabiduría innata. Sabía que hasta que ellos no descubriesen sus alas, no habría propósito para sus vidas. Hasta que no aprendieran cómo remontarse, no podrían comprender el privilegio que significa haber nacido águila.
El empujón era el mejor regalo que ella les podía ofrecer. Era su supremo acto de amor.
Y así fue que los fue empujando uno a uno….. Y ellos volaron sin problemas! Sólo necesitaban de ese empujón.
Al leer este cuento no pude menos que pensar en lo difícil que les resulta a nuestros dirigentes darles este empujón a su gente para que pasen al próximo nivel.
¿Por donde pasa el problema?
¿Falta de confianza en la gente?
¿Miedos de todo tipo?
¿Falta de coraje?
No importa cual sea la explicación que nos demos. Por lo general dar este empujón es una tarea que nos trae emociones encontradas tanto en lo laboral cuando nuestros colabores necesitan ser ascendidos como en lo personal cuando necesitamos darle un empujón a nuestros hijos para que crezcan.
El liderazgo es una oportunidad
para servir,
no para lucirse.
Donald Walters
¿Será este el mejor momento?
¿Estará lo suficientemente preparado?
¿Podrá hacerse cargo de lo nuevo que le toca?
Supongamos que te muestro dos figuras: La primera es un ombú, un árbol que desarrolla un inmenso follaje, que nos da una hermosa sombra pero que en su base no deja crecer ni una hierba y un álamo que se yergue a lo alto fino y delicado y sobre su base permite crecer todo tipo de flores ¿Cuál consideras que podría representar tu forma de dirigir?
Al poder le ocurre lo mismo que al nogal,
no deja crecer nada bajo su sombra.
Antonio Gala
Es muy común que la gente elija el ombú porque consideran que ese amplio follaje es el que puede proteger a toda la organización y lo que yo le muestro es que si bien la protege no la deja crecer, solo cuando nos animamos a crecer y dejar crecer a los demás podremos tener una organización que avance.
¿Que pensamientos no nos ayudan a dar el empujón?
¿Creer el otro pueda superarnos?
¿Creer que podemos perder el control de nuestro trabajo?
¿No confiar en nuestra capacidad de elegir a la persona adecuada?
Ayuda a tus semejantes a levantar su carga,
pero no te consideres obligado a llevársela.
Pitágoras
No importa cual sea el pensamiento que nos frena, necesitamos trabajar sobre él desarticulándolo y dándolo vuelta de manera de poder convertirlo en nuestra área de oportunidad para crecer.
¿Quizás algo que nos puede ayudar en estos momentos es recordar los «empujones» recibidos y lo que significó para nuestro crecimiento y las posibilidades que pueden abrirse para nosotros en ese intento.
Para que nuestro «empujoncito»
tenga éxito
resulta esencial disponer de un sistema de controles eficaz,
como seguimiento.