Que yo no pierda la LUZ Y EL BRILLO DE MI MIRADA,
aún sabiendo que muchas cosas nublarán mis ojos…
Que yo no pierda el EQUILIBRIO,
aún sabiendo que innumerables fuerzas querrán doblegarme…
Que yo no pierda el OPTIMISMO,
aún sabiendo que el futuro que nos espera puede no ser tan alegre..
Que yo no pierda la GARRA,
aún sabiendo que la derrota puede ser un adversario muy peligroso…
Que yo no pierda las ganas de SER GRANDE,
aún sabiendo que muchos me envidiarán…
Que yo no pierda las ganas de AYUDAR A LOS DEMAS,
aún sabiendo que muchos son incapaces de ver, reconocer y retribuir, esta ayuda…
Que yo no pierda LA ALEGRIA DE VIVIR,
aún sabiendo que muchas lágrimas brotaran de mis ojos y se escurrirán
por mi alma…
Que yo no pierda las ganas de DAR ESTE ENORME AMOR
que existe en mi corazón,
aún sabiendo que muchas veces será rechazado…
Que yo no pierda ESTA PRIMAVERA,
sólo porque aun no ha salido una flor en mi balcón.
Y por encima de todo…
Que yo no pierda la LA ILUSIÓN y jamás olvide que puedo concretar
cosas que aún no me animo, ni a soñar.
La semana pasada tuve una experiencia singular que me gustaría compartir con vos . Llegó a mis manos un power point con fotos espectaculares de la casa de un sultán árabe y a modo de juego lo reenvié a un listado de amigos invitándolos a conocer «mi nueva casa». Y lo que ocurrió fue por demás curioso y me llevó a una reflexión muy profunda.
Algunos se sumaron a la broma pidiéndome que les reservara una suite para pasar unos días. Otros celebraron y se sumaron de alguna manera a mi ocurrencia. De algunos no tuve noticias. Pero hubo una respuesta muy sería que fue la que me llevó a la reflexión, y esta me decía que cuando nos fijamos metas «imposibles» después viene la frustración y que es mejor ser un poco mas «realista» y no soñar «imposibles» para no sufrir tanto después. ( las comillitas van por mi cuenta)
Querida amiga: no sueño con esta casa
es solo la luna a la que le apunto
para darle a alguna estrella,
en caso de fallar.
Estrella que compartiré contigo
cuando la haya concretado.
Después de mi respuesta no pude menos que quedarme pensando en la cantidad de veces que logré cosas que no me había animado a soñar y qué pocas veces me frustré frente a mis sueños ( casi no recuerdo ninguna importante ).
¿Alguna vez pensaste qué difíciles parecen algunas cosas en el pensamiento y que fáciles resultan, luego, en la acción?
¿Alguna vez pensaste que algo era imposible y luego lo concretaste?
¿Alguna vez viviste cosas que no te hubieras animado a soñar para vos?
Me gustaría proponerte a modo de ejercicio que listes todas las veces que lograste cosas que no te animaste ni a soñar y que aprendizaje te quedó respecto de cada una de ellas para el futuro.
Querida amiga: el concretar sueños no es sólo para mí,
sino para cualquiera que se anime a soñar.
Y nadie sabe al lugar que podes llegar,
a menos que te animes a empezar.
En mi adolescencia yo escuchaba la palabra imposible como muy mágica, dada la rebeldía que caracteriza esa edad. Bastaba que alguien la dijera para que yo me desafiara en demostrarle que no tenía razón. Y fueron tantas las veces que me di cuenta que esa palabra sólo vivía en la forma de pensar de las otras personas que la transformé como un sortilegio para mis oídos.
¿Qué es lo que nos impide darnos el permiso en pensar imposibles?
¿Por qué será que nosotros somos los primeros en decirnos que no?
¿Por qué no nos damos cuenta que siempre jugamos con una red que nos puede sostener en el caso de una caída?
¿Miedo a qué le tenemos?
Y la respuesta que me aparece es miedo la frustración. Tenemos miedo a frustrarnos.
¿Y qué pasa si nos frustramos? ¿Qué cosa tan terrible puede pasar?
¿Acaso no podemos ver que detrás de la frustración aparece una nueva posibilidad, aparecen aprendizajes y la oportunidad de saber algo que antes no sabíamos.
¿Por qué tomarlo a mal? ¿Por que es tan temida?
Thomas Edison hizo 2000 experiencias hasta inventar la lamparita. Un reportero le preguntó el porqué de tantos fracasos-. Edison sólo respondió: No fracasé ni una vez. Inventé la lamparita. Ocurre que fue un proceso de 2000 pasos.
Querida amiga: podemos ser tan grandes como lo sean la medida de nuestros sueños,
o tan pequeños como
cuando nos conectamos con nuestros miedos.
Considero que una competencia a desarrollar por las personas que quieren liderar su vida concretando objetivos inimaginables es la tolerancia a la frustración. Ya que sólo quien puede levantarse una vez mas de las que se cayó sabe que el éxito puede estarle esperando a la vuelta de la esquina.
Es ese momento especial que marca la diferencia entre los ganadores y los perdedores. Ese momento en el que, en lugar de tolerar la frustración por lo no logrado, conseguimos enfocarnos en nuestros sueños, volvernos a levantar y continuar con nuestra búsqueda o creación.
Alguna vez alguien le dijo que tenía SUEÑOS IMPOSIBLES a:
Cristóbal Colón
o a los Hermanos Wright
o a Louis Pasteur
Alguna vez fue IMPOSIBLE
Tener agua corriente en tu casa o iluminación eléctrica
Viajar a la Luna
Curar la Poliomelitis
Vivir 100 años
o soñar con una PC.
Pero gracias a que muchas personas no pensaron en esa palabra
Hoy hay muchos IMPOSIBLES
convertidos es realidad.
¿Quién es entonces mas «realista»
¿El que sueña con imposibles?
¿O el que sólo se conecta con «la realidad»?