#130 Control

A un oasis llega un joven, toma agua, se asea y pregunta a un viejecito que se encuentra descansando: –¿Qué clase de personas viven aquí?
El anciano le contesta: –¿Qué clase de gente había en el lugar de donde vienes? —«Oh, un grupo de egoístas y malvados– replicó el joven—estoy encantado de haberme ido de allí.
A lo cual el anciano comentó: Lo mismo habrás de encontrar aquí.
Ese mismo día otro joven se acercó a beber agua al oasis y viendo al anciano le preguntó: –¿Qué clase de personas viven en este lugar?
El viejo respondió con la misma pregunta: “¿Qué clase de personas viven en el lugar de donde tu vienes? “
«Un magnífico grupo de personas, honestas, amigables, hospitalarias, me duele mucho haberlos dejado.»

«Lo mismo encontraras aquí», respondió el anciano.

Un hombre que había escuchado ambas conversaciones le preguntó al viejo:
–¿Cómo es posible dar dos respuestas tan diferentes a la misma pregunta?
A lo cuál el viejo le contestó:
«Cada uno de nosotros sólo puede ver lo que lleva en su corazón. Aquél que no encuentra nada bueno en los lugares donde estuvo no podrá encontrar otra cosa aquí. Aquél que encuentra amigos allá podrá encontrar amigos acá, porque la actitud mental y tus creencias son lo único en la vida sobre lo cuál puedes tener control absoluto.”

A partir de mi trabajo puedo inferir que las personas ocupamos mucho tiempo y energía intentando controlar a los demás.
Queremos controlar lo que piensan haciendo lo imposible porque piensen igual que nosotros.
Cuando defendemos nuestro punto de vista o queremos tener razón ¿Qué otra cosa, te parece que estamos haciendo sino pretender controlar lo que el otro va a pensar?
También muchas veces hacemos cosas o decimos algo intentando controlar lo que el otro va a pensar de nosotros
No nos damos cuenta que toda esta energía cae en un saco roto. Sostengo que el otro no puede ser controlado por mi, en lo absoluto.

«Únicamente cuando nos damos cuenta que controlar a los demás
no nos lleva a ningún lado,
empezamos a entender el significado del CONTROL.»

Considero que son muy pocos los espacios de control que tengo y en general se refieren a mi mismo. Yo vengo a ser la única persona sobre la que tengo control
Inclusive en la gestión de negocios donde antes nos enseñaban que el control era lo único que no se podía delegar hoy la tendencia se inclina más por la motivación. Si queremos que el otro haga algo o piense de determinada manera necesitamos motivarlo y enrolarlo.

La preocupación significa que el momento presente está siendo consumido por algo futuro,
sobre lo cual no tenemos control.
Dr. WAYNE DYER

Sin embargo, me gustaría enfocarme hoy, en ese gran espacio controlable que somos nosotros mismos. Podemos controlar:

lo que pensamos
lo que vamos a hacer
lo que vamos a decir
cuáles van a ser nuestras creencias
la actitud que vamos a tener frente a las cosas
en qué nos vamos a enfocar
con quien vamos a estar
cómo nos vamos a cuidar
nuestras decisiones
la manera como vamos a usar nuestros recursos y dones
qué vamos a hacer con el tiempo de que disponemos
cómo vamos a gastar o invertir nuestro dinero
nuestro estilo de vida
nuestro legado
etc.

El poder surge cuando te enfocas
en aquello que sí puedes controlar.

Como verás aquí vive un inmenso espacio que requiere de nuestro control a cada momento. Y es en este espacio donde podemos sentirnos exitosos ya que con nuestras acciones podemos cambiar nuestros resultados.

No podemos controlar el viento,
pero sí podemos orientar las velas.

Publicado en 2002.

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